El sistema de refrigeración de un automovil tiene la función, por un lado, de eliminar el calor, y por otro, mantenerlo a la temperatura ideal para que los lubricantes no pierdan sus características.
Hay dos tipos de sistemas para refrigerar nuestro vehículo: por aire y por líquido. En el de líquido encontramos:
La bomba de agua: que es la encargada de que el líquido refrigerante circule por el circuito de refrigeración.
El vaso de expansión: que contiene el aticongelante los aditivos y líquido refrigerante.
El termostato: es el encargado de mantener la temperatura en los márgenes adecuados, regulando el paso del refrigerante al radiador.
El radiador: donde se enfría el líquido caliente proveniente del motor.
El ventilador: que es el envía una corriente de aire al radiador para que cumpla mejor su función de enfriamiento.
El sistema de refrigeración de agua que es muy popular y se utiliza en la mayoría de los motores modernos. Este proceso es conocido como el sistema de Termo-Sifón, e incorpora una bomba dentro del sistema para bombear agua alrededor y enfriar el motor.
Para mantenerlo hay que tener en cuenta: el tensado de la correa trapezoidal, el estado y sujeción de los manguitos, las pérdidas de liquido (estanqueidad), se debe verificar el ventilador eléctrico del radiador, el termostato en mal estado, el refrigerante, y vigilar atentamente las zonas frías que el anticongelante no llega a congelarse, pues puede romper el motor.
Siempre hay que mantener el termostato instalado sea cual sea el clima de operación, y que el motor tenga la proporción correcta de agua y líquido refrigerante siempre. Además hay que asegurar que la parte frontal del radiador este libre de cualquier material para permitir el buen flujo de aire, y que la correa de transmisión para el ventilador este en buen estado y se cambie regularmente.
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